viernes, 5 de abril de 2013
Crisis global y mi circunstancia
A quien corresponda:
La crisis económica que
comenzó en el 2007 en Estados Unidos, es sin duda una de las más severas que ha
ocurrido en la historia, pues coincidió con un colapso del sistema financiero y
se generalizo en el mundo. Se revienta la burbuja hipotecaria en Estados
Unidos, se acaban los créditos, se desata una crisis generalizada en el sector
financiero. Incidiendo en la caída de la bolsa de valores del mundo entero. Se
escasean los mercados de capitales, temiendo que el mundo entero entre en recesión.
Estas crisis financieras
son muy severas en la economía de todo país, ya que se ven obligados a
endeudarse más de la cuenta, empeñando más del capital con el que cuentan. Los
más afectados serán los países que tengan más deudas en el exterior y por lo
tanto, tengan que hacer pagos en un tiempo corto.
Desde este punto de vista,
según la Revista Dinero: ¨Asia es la región del mundo emergente que presenta
los mejores indicadores, con un superávit de la cuenta corriente de 5.2% y un
endeudamiento externo con respecto al PIB cercano a 15%¨. Esto nos muestra que
este continente está muy bien parado respecto a otros y tendrán muy buenos
resultados, que lo pondrán en la cima y por este factor, otros países verán en
él una oferta para invertir en su mercado.
Sin embargo, la crisis
mundial no se reduce a las cuestiones económicas que siguen sin resolverse,
también tiene una dimensión política preocupante. Por una parte basta comprobar
la inmovilidad del presidente Barack Obama, prisionero de un Parlamento que muestra
el tironeo enloquecido de dos partidos históricos. Obama avanza muy
lastimosamente en el cumplimiento de sus promesas electorales. Atado,
condicionado, presionado por los legisladores, por declaraciones de algunos
jefes militares, y por afirmaciones de tono racista se reducen las chances para
una reelección. Eso no es todo. De pronto, nada ni nadie pudo frenar una
noticia (la rebaja de la calificación de la deuda gala) que hizo hundir las
bolsas europeas y a los bancos franceses y españoles. Que el presidente Nicolás
Sarkozy saliera a tranquilizar empeoró todo. Sarkozy no es creíble.
Las encuestas en España
sugieren que al 40 por ciento de los afiliados al Partido Socialista todavía en
el gobierno de la península no se oponen a que el Partido Popular se haga cargo
del poder en las muy próximas elecciones. Se están abrazando al enemigo después
de comprobar que parte de la negra encrucijada que vive el país se debe a la
persistente negación de la realidad por parte de José Luis Rodríguez Zapatero,
cuando se veía venir el estallido de la burbuja inmobiliaria y se evidenciaban
los dilemas recesivos. Los indignados ganan las plazas y las
rutas de España y hasta preparan una movida en países vecinos. La
socialdemocracia griega no le queda otro camino que aceptar un tremendo ajuste y
aplastar la rebelión popular, sabiendo incluso que no tiene chances de devolver
los préstamos y un default espera a la vuelta de la esquina. En Europa resurge
cada día más el nacionalismo y la xenofobia y, salvo Alemania, el continente
cruje. El clima se parece a los años
veinte y el sofocón económico no hace más que agravar las perspectivas en el
terreno de las propuestas políticas.
En este cuadro que se
manifiesta en el ombligo del mundo habrá que sumar la extrema violencia desatada
en varias ciudades de Gran Bretaña. Hordas de jóvenes portando machetes,
cuchillos y bombas incendiarias nos recuerdan escenas de La
Naranja Mecánica y Blade Runner, películas que fueron mostrando
descarnadamente la destrucción impune.
En otro lado, vivimos
una situación riesgosa, varios organismos internacionales y expertos han
evaluado a nivel global los efectos económicos de la crisis en curso sobre el
empleo y los fondos de pensiones. Pero virtualmente no hay nada publicado sobre
sus efectos en la seguridad social en América Latina y el Caribe, especialmente
en la salud. Este documento intenta llenar ese vacío crucial analizando
comparativamente el impacto ocurrido y potencial de la crisis sobre los
programas de salud y pensiones de seguridad social en América Latina y el
Caribe, y recomienda políticas para atenuar sus efectos.
La crisis ha incrementado
el desempleo, el sector informal y la pobreza, lo cual, puede a su vez
disminuir la cobertura de la seguridad social, deteriorar el acceso efectivo a
la atención de salud y la calidad de sus prestaciones, así como la solidaridad
social y la equidad de género; ya ha reducido fuertemente el valor y
rentabilidad de los fondos de pensiones.
Las crisis crean
desequilibrios financieros en la seguridad social porque 1) sus ingresos
disminuyen por la caída en las contribuciones salariales, los aportes fiscales,
la rentabilidad de la inversión y las reservas, combinados con incrementos en
la evasión y la morosidad; y 2) sus gastos aumentan debido a mayor demanda por
prestaciones de desempleo y asistencia social, subida en los costos de
medicamentos y equipo sanitario, y presión para ajustar las pensiones a la
inflación.
El documento se divide en
cuatro partes. La primera explica el vacío existente en la literatura, la
importancia del trabajo, la metodología y los obstáculos enfrentados. La
segunda parte analiza las fortalezas que gozaban y las debilidades que sufrían
los programas de salud y pensiones antes de la crisis. La tercera evalúa el
impacto ya producido por la crisis, y el potencial.
La cuarta parte presenta
las conclusiones y sugiere políticas para atenuar/recuperar los efectos de la
crisis en salud y pensiones, al Estado, las instituciones de seguridad social,
el sector privado y los organismos internacionales y regionales.
Como criterios para
evaluar la situación antes de la crisis y sus efectos sobre la seguridad social
se utilizan seis aspectos de la organización de la seguridad social: 1)
cobertura de la fuerza laboral y la población, 2) suficiencia y calidad de las
prestaciones, 3) igualdad de trato y solidaridad social, 4) equidad de género,
5) eficiencia y costo administrativo, y 6) sustentabilidad financiera. Además
se usa una taxonomía de tres grupos de países, basada en múltiples indicadores,
como marco de referencia para el análisis de la situación previa a la crisis,
sus impactos y las sugerencias de políticas.
Como el documento se
terminó a fines de julio de 2009, se confrontó escasez de información para
evaluar el impacto de la crisis, especialmente en los programas de salud; no
obstante, compila cifras hasta fines de 2008 e información adicional parcial
del primer semestre de 2009.
Crisis Global es sin dudas
la de mayor trascendencia y actualidad en el pensamiento social contemporáneo,
dadas las implicaciones de esta problemática no sólo para la vida económica,
social, política y cultural de la comunidad mundial, sino porque, como sabemos,
la crisis evidencia que está en juego la propia supervivencia humana.
En relación con la crisis
global el compañero Fidel Castro definiendo su naturaleza y alcances ha
insistido en que los problemas que plantea son los más universales y graves que
la humanidad ha conocido, y los que más angustia y preocupación en cuanto a la
supervivencia como especie, han generado. También ha insistido él y muchos
estadistas y pensadores en la importancia de una conciencia clara acerca de las
causas, naturaleza y consecuencias de la crisis, para poder evitar que los
indicadores más importantes de la crisis se profundicen y se produzca la
tragedia de desaparición de la especie humana.
La investigación y en
especial, la divulgación científica acerca de esta problemática, desempeña hoy
por tanto, un papel fundamental. Dentro de este contexto, la formación del
estudiantado universitario, reviste una importancia de primer orden por el
papel creciente que este sector social, desempeña en la vida social, económica,
política e intelectual de nuestro país.
Ante todas estas
situaciones me veo afectado por el hecho de implementar el adjetivo“menos”, en cuestión económica,
como decaer en los vicios de la pobreza indeseada por problemas políticos con
la banca económica de cada país, nos quedamos indefensos ante la multitud y los
aspectos monetarios se reducen a solo 10 personas, las cuales son las
influyentes de cada país.
A
T E N T A M E N T E
DIEGO
A. BATTAGLIA BARRON
DI_BATTAGLIA@HOTMAIL.COM
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